Tú decides cómo la quieres. Abierta o cerrada. Transparente o de color. Tú y sólo tú decides cómo quieres dejar esa ventana.
¿Te atreves a escribir en este post cómo la quieres?
Rompo el hielo: elegir la mía no ha sido fácil pero ... ¿cuándo es fácil elegir?
Soy afortunada: tengo una cama en la que dormir, un frigorífico con comida, mi dosis diaria de besos infantiles, abrazos morenos de brazos fuertes y unos mayores que me dejan soñar y volar lo necesario para no perder de vista la realidad.
A veces no es necesario más.
Lo dicho: elige tu ventana. Elige tu vida.
¿Sí?
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