domingo, 31 de julio de 2011

Relax

Un rincón del planeta Tierra.

De muchos colores, olores y sonidos.

Pájaros, cigarras y grillos.

Gallos, gallinas y ratoncicos.

Nido de caracoles, luciérnagas y lagartijas.

Todo ello, todos los veranos.

He aquí una muestra.


Relax.

Son vacaciones.

sábado, 16 de julio de 2011

Mi resumen del #2CBS

Sí, un poco tarde. Lo sé. Ha pasado ya más de un mes. Pero es que he tenido que asimilarlo todo, demasiada información recopilada en día y medio en el Segundo Congreso de la Blogosfera Sanitaria, celebrado en el Hospital Clínico de Madrid los pasados 17 y 18 de junio.

Es tiempo ahora de recoger en este post varios textos escritos por blogueros de la #twittpandilla, asistentes además a esta cita.

Los enlaces son éstos. Si os apetece, dedicadles un rato, son resúmenes buenísimos, imprescindibles y muy clarificadores de la realidad blogosférica sanitaria a la que todos contribuimos (en mayor o menor medida):

Blog de Iñaki González:


Blog de Andoni Carrión y Carlos Núñez:

Blog de Miguel Ángel Máñez:

Blog de Serafín Fernández y Antonio Jesús Ramos:

Blog de Emilio Domínguez:

Otros dos enlaces que también quiero dejar aquí reflejados son de dos post previos al Congreso, indispensables:

Blog de Mònica Moro:

Blog de Montse Carrasco:

Y por último mostraros algunas fotos del mismo, para daros envidia y que el año que viene no dudéis en asistir.

La primera, la foto de las esperadas "camisetas de los abrazos": 


Las dos siguientes: el taller que impartíamos Montse Carrasco y yo sobre "Blogcabulario: ideas periodísticas para tu blog". La gente que quiso escucharnos, ¡gracias!, y nosotras.




Otro taller con mucho éxito, el de Salvador Casado y Julio Mayol (afortunadamente sin límite de tiempo porque es un gustazo escucharlos):


Los pecha-kuchas, en los que tanto se aprende:


Y la última mesa, qué mejor punto y final hasta el año que viene: fantásticos ponentes y "dios" de moderador, ¡lujo escucharlos a todos!


Pues eso: que el año que viene más. Espero. :-)

jueves, 14 de julio de 2011

El viaje



Hay viajes que disfrutar, como los de vacaciones con la familia o amigos, los de ver ciudades nuevas o sencillamente los que se hacen a la vuelta de la esquina pero que te ayudan a salir de la rutina.

Otros viajes son tristes. Los que acompañan a gente en su dolor por la pérdida de alguien o los que se hacen con enfermos hacia algún hospital.

Pero los peores viajes son los inesperados. Los que te obligan a cambiar de vida sin tú querer. Los que te separan de gente a la que has querido como a nadie nunca. Durante muchos años.

Esos viajes son dolorosos, frustrantes, decepcionantes y muy muy tristes sobre todo para la gente que se queda en el camino, tenga la edad que tenga.

Y si el viaje tiene forma de disco, recogiendo todos los sentimientos, emociones, pensamientos (buenos y malos) que uno no se ha atrevido a decir, peor aún. Ese viaje es como una carta, una despedida realizada con muchos meses de antelación. Mucho tiempo para pensar, decidir y actuar.

Gente que no comparte sus emociones en el mundo real y que las exterioriza en una gran obra, una bella creación enredada en el día a día pasado, en las dudas no aclaradas, en los pensamientos no exteriorizados, en los abrazos no dados y en los besos perdidos, en un amanecer y una puerta que se cierra. Así, sin más. Un disco que resulta imposible de escuchar porque el alma y el corazón (los dos juntos) se desgarran a la vez.

Yo ahora estoy en un viaje de la búsqueda del equilibrio y, muy a mi pesar, de una nueva vida. Me acompaña más gente, no estoy sola. Personas que con sus sonrisas, besos y abrazos me transmiten su amor, su necesidad de mí, su miedo a ser abandonadas también.

Así que buen viaje os deseo a todos los que queráis emprender alguno, pero una cosa os pido: sed sinceros siempre y no causéis nunca dolor.

Porque mis padres a lo largo de toda mi vida me han enseñado que los viajes son para aprender, disfrutar, pasarlo bien y estar cerca de las personas que quieres.

domingo, 3 de julio de 2011

¡Qué frío!

Estos días son de mucho calor. Y siempre es refrescante ver imágenes con nieve o que nos trasladan al frío invierno.

Quiero compartir en este espacio varias de un viaje realizado la pasada Navidad a Budapest.



Inmejorable por la compañía, por lo vivido y por lo visto. Por el relax, la tranquilidad y el descubrimiento constante. Por sus gentes, balnearios, teatros y tiendas.



Una ciudad por descubrir también en invierno y cubierta por un palmo de nieve, con días cortos y temperaturas bajo cero, mercadillos navideños y comida exquisita.




Ciudad de contrastes, de recuerdos de las guerras mundiales y de su pasado comunista, de un idioma imposible de entender y hablar al principio pero que cuando te acostumbras a él estás deseando aprender. De gente de treinta y pocos que te dice que en el comunismo se vivía mejor, que ahora hay mucha crisis y más pobreza.



En el monedero me traje un billete y algunas monedas, motivo más que suficiente para volver a Budapest. Una ciudad que engancha y que tira de tí para que vuelvas en cualquier otra época del año.

¿Querrás volver conmigo?