martes, 28 de mayo de 2019

Emperatriz Montes: “La educación es el principal factor de transformación social”

(Puedes ver publicada la entrevista con Emperatriz Montes en este enlace: http://www.fundacion-sm.org/la-educacion-es-el-principal-factor-de-transformacion-social/)


Emperatriz Montes es rectora de la Institución Educativa Concentración de Desarrollo Rural en Saravena, Arauca (Colombia) y en 2018 participó en nuestro programa de Líderes Transformadores.

Hija de campesinos, vinculada siempre de corazón y profesionalmente con el mundo rural, Emperatriz cree firmemente en que el desarrollo económico, social y político de las comunidades rurales depende de la calidad de la formación que las nuevas generaciones reciban y que sólo a través de la Educación se podrá supera la violencia y avanzar en el desarrollo de la sociedad.

¿A que dedica sus esfuerzos profesionales?

Dirijo el Proyecto Educativo Institucional con una visión más humana y social, trabajando siempre en la integración efectiva de la familia, escuela y comunidad, porque todas estas instancias debidamente articuladas contribuirían con la formación integral de manera más dinámica, asertiva y generando mayor impacto en el desarrollo personal y social entre los miembros de la Comunidad Educativa.
Convencida que la educación es el principal factor de transformación social, nuestros esfuerzos están orientados a que el proyecto educativo sea una experiencia innovadora que invita a repensar la práctica pedagógica y transformarla en una vivencia social y afectiva con sentido y significado para los miembros de toda la Comunidad Educativa.



¿Cómo es el trabajo que hace en su Comunidad?

Es trabajo en equipo, como miembros de esa Comunidad, asumiendo cada uno las responsabilidades asignadas y conscientes de que el principal propósito es hacer de la escuela un espacio para fortalecer relaciones sociales, el proyecto de vida de los niños y jóvenes y el desarrollo de competencias para desenvolverse en la vida.

¿Qué significa en su entorno el concepto “Educación para la Paz”?

Las sociedades se empiezan a construir en el seno de las familias y ese trabajo se consolida en las escuelas. Con cada niño y cada joven empezamos la construcción de la paz, con el buen trato, con la valoración de sus potencialidades, con el reconocimiento de sus dificultades para trabajar en ellas y superarlas, con la visibilización y el reconocimiento como sujetos de derechos que demandan afecto y atención.

No dibujando palomas ni proclamando discursos, sino educando con el diálogo como primer elemento pedagógico en la resolución de conflictos para acercar a las partes, educando en el respeto como principal valor para construir sociedad, especialmente sembrando amor para cosecharlo en la vida adulta.

¿Y qué significa para usted ser una Líder Transformadora?

Un agente de cambio, un cambio que empieza a nivel personal con el reconocimiento y con la valoración como ser y con el hecho de que mis actos y gestiones van a incidir directamente en la vida de muchos, sobre todo en la vida de niños y jóvenes estudiantes y, junto a ellos, en la de sus familias.
Por ello implica, primero, el autocuidado de mi ser, cuerpo y espíritu. Si estoy bien puedo ayudar a otros a que lo estén también.

En mi caso, ser Líder Transformadora ha significado el reconocimiento social por el trabajo realizado y por ello la responsabilidad y el compromiso asumido con la educación son los principales valores.

¿Qué ha supuesto para usted participar en este programa de Fundación SM en 2018?

Motivación permanente en la generación de estrategias pedagógicas que redunden en un adecuado desarrollo psicosocial de los estudiantes. La educación es un proceso: más allá de enseñar ciencia y tecnología es la responsabilidad de generar confianza en el otro para que encuentre sus capacidades y talentos y pueda crecer como persona, como ser social.

Con este programa he aprendido a ver la escuela y su función con otras visiones, a priorizar el ser sobre el saber, a romper paradigmas frente a lo que debe ser el proceso de formación escolar, fortaleciendo la dimensión social de los estudiantes, dirigiendo un proceso académico más humano, más contextualizado. He aprendido que el reconocimiento y la visibilización como seres y miembros de una Comunidad Educativa son el proceso inicial en la construcción del tejido social.

Por último, me gustaría que nos explicara cómo trabaja en las aulas con familias/maestros/escolares y qué significa esta colaboración para su Comunidad Educativa.

Las familias juegan un papel fundamental e importante en el proceso formativo de sus hijos e hijas y desde las aulas se empieza a fortalecer el proceso académico desde el aprendizaje significativo; un proceso que prioritariamente requiere el fortalecimiento en los estudiantes de tres competencias: aprender a comunicarse, a convivir y a pensar.

Nuestra Institución Educativa se ha caracterizado por ser el colegio al que asiste la gente más humilde, los estudiantes a los que se les terminaron las oportunidades en otros planteles educativos, ya sea por desempeño académico o por convivencia. Esta dificultad para muchos, la hemos empezado a ver desde el centro escolar como una oportunidad para unirnos, para crear lazos de solidaridad, de ayuda mutua, de cooperación: el colegio acoge y valora a los estudiantes que no han podido avanzar, es la Institución que los valora y en ese sentir de respaldo y de confianza han empezado a emerger los talentos, las capacidades, pero además los problemas guardados en los corazones de los niños, los jóvenes y sus familias por años, que requieren llorar y sacarlos para empezar a dejarlos atrás.

Nos encontramos en este momento en el reencuentro con familias con alegrías y tristezas, con sueños y aspiraciones, con días grises y otros de sol radiante y cada día empieza a amanecer más brillante que el anterior.

lunes, 27 de mayo de 2019

Fundación SM en Chile colabora en la publicación de un estudio sobre niños y jóvenes fuera del sistema educativo




La Fundación SM en Chile ha colaborado en la publicación de “Del dicho al derecho: Modelo de calidad de escuelas de reingreso para Chile”, estudio elaborado por la Fundación Súmate del Hogar de Cristo con el apoyo del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE) de la Universidad de Chile, el Centro de Justicia Educacional y el Centro de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE), ambos de la Pontificia Universidad Católica de Chile. 

La presentación del informe se realizó el pasado mes de marzo en un Seminario específico que visibilizó la necesidad de contar con más escuelas de reingreso para los 358.946 niños y jóvenes, de 6 a 21 años, que se encuentran fuera del sistema educativo en Chile y sin haber finalizado la Educación Obligatoria.



Los datos y conclusiones recogidos en este estudio analizan cuántos son y dónde se encuentran los niños, niñas y jóvenes excluidos de la educación chilena y que no han finalizado sus estudios obligatorios. También se han realizado para ello entrevistas y grupos de trabajo con estudiantes, familias y profesores junto con la revisión de experiencias internacionales en materia de reinserción escolar. El diagnóstico y las cifras recabadas han establecido un total de  90 recomendaciones de políticas públicas, validadas por expertos nacionales e internacionales, para incorporar en escuelas de reingreso de calidad en el país, todo ello con el objetivo de prevenir los jóvenes dejen el sistema escolar.

El estudio también ha ayudado a reconocer la situación de estos niños y jóvenes excluidos del sistema educativo, una segregación que carece de visibilidad en la agenda y en su abordaje institucional, estando pendiente una respuesta por parte de políticas educativas.

El estudio pretende reconocer además esta situación e instalar mecanismos coherentes y sistemáticos que transformen el sistema educativo en uno más flexible e inclusivo, resignificar y dignificar las trayectorias educativas inconclusas y deterioradas y restituir los derechos de brindar una educación de calidad a niños y jóvenes a través de su reinserción educativa.

Como Fundación SM sus evidencias nos interpelan y le otorgan todo el sentido para apoyar esta iniciativa, ya que tenemos como objetivo mejorar las oportunidades educativas, en particular en aquellos contextos más vulnerables y desfavorecidos. 

Antonio S. Lovato: “Ser un Líder Transformador significa formar parte de una red muy potente en 10 países iberoamericanos centrada en fortalecer esfuerzos por una educación para todos.”



“Participar en 2018 en el Programa de Líderes Transformadores de Fundación SM significó un fortalecimiento y una ampliación de potencialidades en mi hacer y en mis caminos profesionales y personales. Fue un importante hito en mi trayectoria que me ayudó a realizar una inflexión positiva en mi trayectoria.”

Quien así se expresa es el brasileño Antonio Sagrado Lovato, especialista en Gestión de Proyectos Educativos y Producción Cultural, productor ejecutivo y asistente de Dirección de varios documentales, productor y co-director del largometraje “Cuando siento que lo sé” (“Quando sinto que já sei”. Brasil, 2014, 78 min) y en la actualidad centrado en la realización de una maestría en Cinema Documental en Escuela de Cine y Audiovisuals de Catalunya – UB.



Su experiencia en Líderes Transformadores de la Educación fue maravillosa, como el mismo relata: “Infinitos contenidos y conocimientos y unas experiencias y relaciones tejidas que fueron enriquecedoras. A día de hoy y por siempre mantengo excelentes contactos y amistades construidas durante los encuentros en Jarabacoa y Sitges”.

Además, afirma que este Programa le ha ayudado a valorar de manera más relevante la percepción de sus potencialidades y a desarrollar herramientas que le han servido para fortalecer y crear nuevos puentes en su comunidad, a abrir ventanas nuevas”.

“Junto a amigos estoy actualmente creando una organización en Brasil que enfocará sus esfuerzos en la formación de educadores y en la producción de contenidos que ayuden a promover una visión más contemporánea de la educación, muy conectada no sólo a las demandas del siglo XXI, sino especialmente a una educación que garantice el aprendizaje significativo, que todos, adultos y niños, estén cuidados, que piense la autonomía con responsabilidad como núcleo del proyecto y que tenga en su centro no el estudiante o el educador, sino la relación de todos los involucrados en el proceso educativo.”