Cuando te has tirado 10 años trabajando en una institución
dejándote la piel en ella. Cuando no denuncias a la institución durante esos 10
años por hacerte un contrato temporal tras otro. Cuando no te renuevan. Cuando
la llevas a juicio y la jueza no te da la razón.
Cuando estás 13 meses en paro. Y al 14 te das de alta. Y
pagas 254 euros al mes de autónoma y 400 de hipoteca y tan sólo facturas 600. Y
al trimestre te toca pagar IVA.
Cuando celebras un reencuentro con 20 personas de esa
institución y sólo 3 siguen en paro. Casualmente las tres periodistas. Pero da
igual que nos toque pagar a escote porque lo que importa es el reencuentro y
ver lo bien que se conservan todos, incluso algunos han rejuvenecido.
Cuando la mitad de la mitad te pregunta cómo te va. Y tú
sonríes y dices que bien, porque ¿para qué les vas a decir que mal cuando lo
que importa para salir de una situación “negra” es la actitud?
Y tienes que escuchar mil y una batallitas de ejemplos de
periodistas que se tienen que ir al extranjero porque aquí no se pueden ganar
la vida a pesar de que son fantásticos en su trabajo y en sus blogs y en sus
informes y en sus programas de radio. Y tú piensas: de mi región no me saca
nadie.
Porque ¿qué es más valiente en estos tiempos, quedarse y
pensar en nuevos caminos o irse lejos?
¿Quedarse en una región donde desde el poder político
regional se han elaborado listas negras de periodistas que han trabajado con la
anterior administración socialista, donde compañeros se reúnen en las sedes del
PP para decidir junto a políticos a quién ponen en la calle, donde te aseguran
compañeras veteranas con más de 30 años de profesión que nunca antes habían
vivido un control político sobre la información que emiten como el actual o donde
si preguntas en una rueda de prensa corres el riesgo de que tu director reciba
una llamada instándole a no mandarte de nuevo a cubrir esa información?
¿O irse al extranjero?
Y sigues escuchando. Y la mente se aleja y piensa en lo verdaderamente importante... y de repente te das cuenta de que también
te toca pagar el café!. A tí, que estás casi en paro.
....
A pesar de todo y a pesar de todos me encanta tu espíritu positivo. Sigue así. Te has dado cuanta que los compañeros no lo son, solamente trabajan en lo mismo que tú, o van en mismo vehículo pero cada uno se baja cuando le conviene y les importa poco si el que sigue a bordo se baja o se estrella, ya no va con ellos.Y te lo digo yo que he compartido menos opiniones contigo que mucha gente pero que siempre he apreciado tu honradez como marca de la personalidad. Saludos
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