Domingo de estar en casa. De repensar la semana y de organizar la que viene. De cambios y de sonrisas. También de alguna lágrima.
Porque la vida sigue, porque hay cambios que cuestan y porque las personas que se van no lo hacen. Se quedan en nuestro pensamiento, corazón y alma. Y ahí están siempre. Siempre.
Besos, mi querido Miguel Ángel. Tan lejos, tan cerca...Stay.
Dicen los budistas que a los Maestros los guardes en el fondo del corazón para así poderlos reconocer en las siguientes vidas que nos quedan por vivir ....
ResponderEliminarY allí se quedan por siempre jamás .... en el fondo del corazón ....
Y más que puede cambiar...
ResponderEliminarUn beso enorme. Gracias por estar ahí