El 31 de octubre, durante la cena, alguien me comentó: "Somos energía y sabemos que ésta no se destruye, sólo se transforma".
Es una manera, otra, de entender el concepto de la muerte, de la vida más allá de la vida. Un pensamiento igual de tranquilizador que el que durante siglos nos han transmitido las religiones.
Porque en esto no hay un pensamiento único. Afortunadamente.
Es costumbre de este país llenar los cementerios de flores en estos días pasados, con el consiguiente resurgir económico de las floristerías.
Y son muchas las personas que sólo van a este lugar ahora. El resto del año se olvidan. A mi los excesos no me gustan, en ningún sentido. Siempre hay un término medio para todo.
Os cuento además que yo cuando muera quiero que me quemen y mis cenizas, restos de mi cuerpo, quiero que sean echadas a un olivo, abono para este árbol.
No quiero que me dejen en un nicho del cementerio ni que mis familiares vengan a ponerme flores ni a limpiar mi losa.
No quiero reposar en una caja, ni descomponerme ni que al cabo de los años, siglos, mis huesos formen parte de las montañas de huesos de los osarios. Lo he visto. Sé de lo que hablo.
Porque lo que nunca entenderé en esta sociedad nuestra es el culto a los muertos. El de estos días. Porque eso es lo que hay en los cementerios, restos humanos. Las almas, las personas, su esencia, están en otro lado.
Y seguro que muy felices.
No puedo estar más de acuerdo. Pero para mucha gente cuidar del nicho, llevar flores, etc, supone un alivio, es como no olvidarse, como seguir cuidando de sus seres queridos. Yo no se si quiero que me incineren o no, pero claro está que en el cementerio no me quedo esperando a que vengan a verme. :-)
ResponderEliminarComparto la opinión anterior. Sea por motivos culturales, religiosos o ambos para muchas personas el tener un lugar físico al que acudir a honrar la memoria de sus seres queridos es reconfortante.
ResponderEliminarPersonalmente no me gusta acudir al cementerio, y no siento que esté más cerca por estar allí, todos están en mi recuerdo, y vuelven a mí con pequeños detalles: una imagen, un olor...
Gracias por hacerme meditar sobre el asunto, la muerte forma parte de la vida y ahora está demasiado escondida en nuestro día a día, lo que hace que no la vivamos como un proceso por el que todos pasaremos antes o después.
Un abrazo, Emma.
Totalmente de acuerdo con Jesús y Paloma sobre la necesidad humana (ya sea por el motivo que sea, cultural, religioso, etc) de tener un lugar físico donde acudir a honrar la memoria de los difuntos. Quizá en la sociedad actual un poco más desarraigada.
ResponderEliminarYo no soy de acudir a los cementerios. Prefiero, al igual que Paloma, honrar la memoria de mis familiares y amigos fallecidos de otras maneras.
Y tampoco me gustaría pasar el resto de mi "vida" en un cementerio :-)
Saludos
El acudir al cementerio es en realidad una forma de protección psicológica, como el cumplir el compromiso con el familiar fallecido y tener una "cita" con él/ella, hablarle, contarle, cuidarle (flores, limpieza, etc)....
ResponderEliminarAún así... yo igual que Emma quiero que me incineren, y dispersen mis cenizas por varios sitios
Yo quiero que me recuerden con una sonrisa... los cementerios no me suelen gustar, me producen tristeza... casi siempre están vacíos salvo el día de todos los santos como si no hubiera más que un día al año en que te acordaras de ese ser querido...
Mis abuelos y un tío mío son los únicos que están en el cementerio... y yo procuro acordarme de ellos varias veces al año... no quiero olvidarme de ellos, porque para mí, sé que la energía transformada de su presencia en la tierra, vive en mi recuerdo, y cada vez que me/nos acuerdo/mos de ellos ... vuelven a nosotros durante esos segundos.
Un beso Emma. Me ha encantado el post