domingo, 29 de junio de 2025

Un barco pesquero de Estepona colabora en una investigación sobre el alga asiática invasora

 La Rugulopterys okamurae está afectando a toda la flota pesquera de la Costa del Sol occidental

David León y Bárbara Conejero, de la Asociación Hombre y Territorio, junto al pescador Eduardo Peña, del barco pesquero 'Jaime y Sara', con base en Estepona. 


Son las 4 de la mañana y en el puerto de Estepona el pesquero ‘Jaime y Sara’ de los hermanos Peña, José Antonio y Eduardo, ya está preparado para salir a la mar a faenar. Hoy va también con ellos el doctor en Biología David León, miembro de la Asociación Hombre y Territorio.


El barco pesquero 'Jaime y Sara' es, desde hace un año, barco investigador gracias también al compromiso de la Cofradía de Pescadores de Estepona porque, como todos los de la zona, sufre los efectos del alga asiática invasora, la Rugulopteryx okamurae.


Al salmonete es a lo que más ha afectado esta alga, un pez que siempre se ha comido el verdín de la roca y ese verdín lo ha ido invadiendo la ‘yerba’, nombre con el que se refieren a ella los pescadores esteponeros, que llegó en 2016 a la zona, se detectó en el Estrecho, en Tarifa y que lejos de desaparecer ha ido a más. “Esta zona de Estepona, Manilva … está siendo la más impactada por el alga desde entonces, casi ya 10 años”, cuenta David León.


Eduardo Peña, que lleva saliendo a pescar desde los 13 y tiene 46, de familia de pescadores de Caleta de Vélez-Torre del Mar que se mudó al Castillo de la Duquesa cuando él era pequeño, cuenta que la vida del mar es “muy dura, no hay sueldo fijo, se gana según se pesca, unos días más, otros menos, pero ahora vamos a peor.” Y de ello tiene mucha culpa esta especie invasora.


Eduardo nos enseña un vídeo en su móvil. El alga sale enganchada en todas sus redes de trasmallo, un arte de pesca que él conoce bien y que cuesta cada día más mantener. “Lanzamos la red al mar con boyas y piedras y la recogemos arriándola. Para la pesca del salmonete, la red está una hora en el agua y sube así”, señalando el vídeo. 


Efectivamente, a la red se han enganchado decenas de algas invasoras que lejos de estar sujetas al fondo del mar se mueven con las corrientes, desplazándose e invadiendo todo. De esta manera la red queda visible a los peces y la pesca decae.


“Esto es un poco desesperante”, asegura Eduardo. “No ganas un duro y te hartas a trabajar. El trasmallo está perdido con esto. Hay sitios a los que no podemos ni acercarnos de la cantidad de algas que hay.”


David León añade: “El impacto del alga sobre el sector pesquero es muchísimo, empezando con el tiempo que dedican a limpiar la red. El alga baja la red de su posición natural, la hace visible a los peces y no hay pesca. Además el alga ocupa mucho espacio en el fondo marino, en el litoral y en la columna del agua, ahoga el marisco  y expulsa a otras especies de aquí."  


“Ninguna especie se alimenta de ella, es muy complicado eliminarla. Muchas invasiones biológicas van siendo integradas por el sistema marino, unas llegan muy invasivas y van bajando con el paso del tiempo. Pero ésta es incontrolable: la temperatura del mar no le influye para expandirse por mares y océanos, ya se ha encontrado incluso en la costa gallega, se adapta a poca luz, a poco oxígeno, a zonas con más salinidad, con menos, es invasora con todo el patrón, no tiene depredadores, pasa desapercibida con otras especies que son de aquí y no hay un sistema de control”, sentencia León.


Las soluciones para los pescadores pasan por cambiarse de zonas para pescar, en lo que Eduardo Peña es ya experto o cambiar determinados aspectos de las artes de pesca como, por ejemplo, los materiales y buscar otras soluciones para intentar sacar provecho de ella.


Proyecto Ruguplas


“Se acumula a toneladas en las playas y en los fondos y al ser una especie invasora la ley no permite además hacer ningún tipo de comercialización con ella, no se puede manipular, no se puede explotar…está prohibido excepto para proyectos de investigación”, nos cuenta el biólogo.


Así que por ello la Asociación Hombre y Territorio junto al Instituto Tecnológico del Plástico (AIMPLAS) y con la colaboración de las cofradías de pescadores de Estepona, Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y Gandía (Valencia), está desarrollando una investigación sobre esta especie tan invasora para ver qué usos podría tener. 


En el proyecto, llamado Ruguplas, colaboran también  la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, a través del Programa Pleamar y cofinanciado por la Unión Europea a través del Fondo Europeo Marítimo, de Pesca y Acuicultura (FEMPA) y cuya primera fase, que acaba en enero de 2026, pretende obtener bioplásticos derivados de ella para su uso por el sector pesquero en las zonas en las que el alga ya está establecida.


“Ya se usan algas en la industria textil, cosmética, etc. y se están buscando alternativas de uso como fertilizantes o como aislantes para carreteras. Nosotros estamos estudiando la viabilidad de usar esta alga para hacer bioplástico, para poder ir retirándola del medio y ayudar a reducir los plásticos y la basura marina”, cuenta David León. “Yo me embarco con Eduardo cada trimestre, veo cómo trabaja, cogemos muestras del mar, aprendo muchísimo con él y mi compañera Bárbara Conejero recoge muestras de las algas que van a parar a la playa.” Todas ellas llegan al Instituto Tecnológico del Plástico donde se analizan.


La segunda fase de la investigación comenzará a partir de enero de 2026 y el barco de los hermanos Peña seguirá siendo barco investigador, porque su vida es el mar y en él quieren seguir muchos años más.


(Noticias publicada en Diario Sur de Málaga el 29 de junio de 2025: https://www.diariosur.es/costadelsol/barco-pesquero-estepona-investigacion-alga-20250628190414-nt.html)

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